La familia Pérez

Voy a contra aquí un poco más de la historia de mi familia. 

Hace unos tres meses comencé este blog hablando de mi familia. Ahora voy a contar otro poco de ella, que es muy grande y tiene historia para rato.

Advierto que cada miembro se llevará lo suyo. Se admiten comentarios, pero no insultos, descalificaciones, injurias, tomates, piedras… ni ningún otro tipo de arma arrojadiza.

En una familia tan grande tiene que haber de todo. En la mía abunda lo bueno, por supuesto.

Mis padres son modelo donde los haya. Mi madre nos enseñó a trabajar y mi padre a reír.

Mi madre es una mujer muy fuerte pero para la que la palabra sexo no existe o no está en su diccionario. ¡¡La virgen!! ¡¡Pero si tuvo por lo menos 12 hijos!!. Pues no. En el momento que salían los dos rombos ♦♦ en la tele (En blanco y negro) nos mandaba a la cama. Si por casualidad te dejabas un preservativo debajo de la almohada, cuando regresabas de trabajar te encontrabas la cama perfectamente hecha y el preservativo debajo de la almohada, en el sitio justo donde tú lo habías dejado. ¡¡Ella no había visto nada!!.

Si te dolía algo, mi madre siempre decía. ¡¡Ese dolor lo tuve yo la semana pasada!!.

También tiene sentido del humor, claro. A mí personalmente siempre me gastaba la misma broma: Cuando estábamos en «La Umbría» «apañando bellotas», si pasaba algún coche por la carretera, que estaba justo debajo de la zona de las encinas, ella miraba el paso del vehículo y decía: .- «Ahí va ese». Automáticamente yo «saltaba» .- «¿Quién es, mamá?». Y ella .- «No sé, en su casa lo conocerán».

Otra cosa que cabe destacar es la «risa floja» de mi madre, que ha heredado Elvira. El «cuis, cuis, cuis…» con los hoyos en los carrillos.

Mi padre era un hombre con mucho sentido del humor, que siempre estaba a lo suyo, pero que no se metía con nadie. De él hemos heredado varias cosas, sobre todo el buen humor (reírnos de nosotros mismos) y el gusto por los buenos vinos… y por los malos.

Recuerdo, y no quiero que nadie se ponga triste, que, unos días antes de morir, me llamó y me dijo literalmente: «Oye Javier, que digo yo que cómo me tengo que morir, con los ojos abiertos o con los ojos cerrados?? A ver si el médico este se va a enfadar. Pregúntaselo» jejjejejejejjejejjejjeejjejejeje.

No recuerdo que ninguno de ellos me «pegara» nunca. Quizás mi madre me diera algún tortazo. Mi padre algunas veces se levantaba de la siesta, cuando ya no podía más. Cabreado porque no dejábamos de hacer ruido. Con la «alpargata» en mano, nos la tiraba. Casi siempre le tocaba a Rafael, que andaba falto de reflejos y de oído.

Como he dicho, somos 12 hermanos. El menor supera los treinta y la mayor anda por los cincuenta y tantos.

La mayor, Mari Carmen, tuvo un accidente, pero ya está bastante recuperada. Tiene dos hijas: Belén, que es un «rabo de lagartija» y Olga, a la que el Señor ha concedido el Don de la palabra, bueno, de las palabras. Puede ser que sea el Don de las frases. O quizás de los párrafos… Domingo es su tercer hijo. Está un poco en medio de la nada. Pero es joven.

Antonia decidió conocer otros mundos. Por ahí anda. Su hijo Juan es el mayor de la otra generación y todos lo conocemos como «Juanito». Tiene algún tipo de vídeojuego o «maquinita» desde que yo tengo conocimiento. Quizás por la influencia de los años pasados entorno a gente mayor, con su abuela en Gil Márquez los fines de semana, suele hacer comentarios de los típicos que hacen de toda la vida las mujeres y hombres de toda la vida. «Ay señor, señor… Esto en mis tiempos no pasaba…»

Cristina, es la que más se parece a mi padre. Ha heredado, por supuesto, su afición por los buenos caldos. Tiene dos hijos. Cristina, la menor, otro «rabo de lagartija» con catorce o quince años. En el top de la moda y las nuevas tecnologías. Su hermano Israel, hombre de mundo. La última vez que nos comunicamos con él nos dijo que lo había detenido la Policía por ahí por Almería. Era mentira.

Rafael, descansa en paz. Sigue vivo eh, pero más tranquilo por allí por Gil Márquez… El Creador no le concedió la gracia de la inteligencia (¡¡Vaya Creador!!), pero sí la del buen comer y el mejor dormir. Un día, hace muchos años, cuando volvíamos de la playa en tren, empezó a reír sin ton ni son y al final terminó riendo todo el vagón (la gente que iba en el vagón). ¿De qué nos reíamos? Ni idea. Otro día estábamos viendo el apasionante concurso de la época :»123, responda usted otra vez». Él, que nunca ha oído bien (Otro detalle del Creador), seguía el concurso con la oreja pegada al televisor. Maira Gómez Kemp, dijo: «Por 25 pesetas cada una, nombres de elevaciones sobre el terreno. Por ejemplo monte, 123, responda usted otra vez». Los concursantes, que por cierto, eran pareja residente en Soria y esta era su tercera semana en el programa, empezaron a dar respuestas: «Monte… macizo… montaña… cerro… pico…». Mi hermano Rafael creyendo conocer el tema dijo: «¿Un pico? Pues una pala.

Encarna. ¡¡Qué decir de ella!!. En aquella época la crisis era mucha e incluso los gametos (células reproductoras) de mis padres estaban en horas bajas. Vamos, que Encarna no terminó de cocerse del todo. Pero como «la jodienda no tiene enmienda» tuvo un par de retoños. Zaida, la mayor, se dio a la fuga. ¿Qué iba a hacer la pobre?. Manuel, diploma, heredó todo de su madre, todo. Y fue el diploma que años más tarde trajo Encarna a casa de mi madre.

Rafael, Encarna y Manuel (Diploma), son la alegría de la huerta de mi madre. Aunque yo creo que ella prefiere los tomates. No hay problema. Estamos intentado que cursen estudios en alguna autoescuela. De las prácticas nos encargamos nosotros. Quizás, los tres dando prácticas en algún remolque sea la solución. Confiamos en que las curvas de la carretera y el porcentaje de pendiente de los «barrancos» hagan que «nuestro plan» llegue a buen puerto. Únete a nuestro grupo de Whatsapp «Prácticas carné Encarna» si quieres aportar alguna idea. Pero recuerda. Tiene que parecer un accidente.

Esperanza. Quizás siempre fue la más diferente de todas las «hermanas». Las más presumida y la que más cuidaba su aspecto. Eso sí, nunca llegó a pasar de los 60 kg. Tras su etapa como jipi quinceañera, ahora ejerce de Primera Dama en la Corte de Sanlucar. Tiene tres hijos: Aram, José Manuel e Iván. Muy guapos, sí señor.

Ángeles. Muy luchadora. Dicen que la más lista del Colegio Virgen de Gracia. Muy parecida a todos nosotros. Viajera, es conocedora de todas las destilerías del norte de Europa. Si hay que tomar una copa, ella se la toma.

Adela. Cuando nació al médico le pareció que mi madre traía gemelos. Así es de nerviosa. También gusta de los buenos caldos y de las risas, como todos. Su hija Míriam se buscó la vida en una de las profesiones más honrosas que existen. José María, lo está intentando. También a estos les agradan los buenos caldos.

De izq. a Drch. Encarna, Rafael, Mari Carmen, Cristina (hace la Comunión), Adela (el bebé), Antonia, Ángeles y Esperanza

Chari. Aunque algunas veces parece tener cara de pocos amigos, no es así. Tiene sus puntos y también disfruta del buen beber. Cuando era pequeña usaba su cara de inocencia para hurtar los plátanos de la cesta de la fruta. Otras «pagaban el pato». Tiene dos hijos (Miguel (primero universitario de la familia) y Javier) que están en esa época en la que apenas se habla y parece que te molesta todo.

Elvira. Es la más «sentía» de todas. Y una de las más listas. Hasta el punto que engañó al gobierno y actualmente vive de él. También, como no podía ser de otra manera, gusta de reírse y de tomarse alguna que otra copilla. Jonás y Mario son sus hijos. Son muy niños todavía. Así que, Elvira, te queda un rato para que se vayan y te dejen tranquila.

Yo (Javier). ¿Qué voy a decir de mí que yo mismo no sepa?. También me gustan los licores y las risas. No creo en nada. Mi hija Sara es guapísima, claro, ha salido a mí.

Jonás. El más «chico». Ha heredado de mi padre, además de la risa y el buen catar de líquidos, la caza. Quizás sea el más generoso de todos. Hace unos años consiguió una plaza en el Ayuntamiento de mi pueblo (Almonaster). Se convirtió en el «enterrador». Y digo que es el más generoso porque siempre dice lo mismo a toda persona que conoce o se le acerca. «Que sepáis que si os hace falta yo tengo un «hueco» para vosotros».

De Izq. a Drch. Elvira, Chari, mi madre (Rafaela), Jonás, mi padre (Eulogio) y yo (Javier)

Todo este potencial de la naturaleza se ha forjado en la tierra de Gil Márquez, Almonaster la Real (Huelva), declarado lugar de interés etnológico, enológico y antropológico por la UNESCO.